martes, 16 de junio de 2009

ALCO ES SENCILLO

En ALCO no buscamos el por qué de las cosas, especialmente no perdemos tiempo en preguntar "por qué engordaste". .ya lo sabemos todos:porque comì de mas, porque me moví poco o porque comi de mas y me movi poco. Tampoco preguntamos "porquè comi de mas" ya lo sabemos también: porque somos gordos y tenemos un problema con la comida: si bien puede estar ligado comer al aburrimiento, depresión, consuelo, soledad, tambièn está ligado a la alegrìa, a los amigos, a las vacaciones, al placer (hay gente que come sin conflicto detrás. O sea por placer y no hay nada màs que analizar!)

En ALCO TRABAJAMOS, o sea entendemos leyendo el preámbulo y el qué venimos que venimos a trabajar... trabajar implica esfuerzo, esfuerzo y cambio. Si hago esto bajo. Si no no bajo. Hay que hacer cosas? SI. Puede generarme fastidio dejar de comer todo lo que comía y hacer un montón de cosas nuevas? SI! Puede no gustarme comer frutas, hacer las 6 comidas, hacer el registro, salir a caminar un dia de lluvia? SI. SI, EFECTIVAMENTE SI. Es parte del tratamiento ser realista.

EN ALCO buscamos construir y aprender. Para esto ALCO no tiene que ser un grupo depositario de quejas, y problemas... .A ALCO vamos a aprender, a escuchar y a ayudar desde nuestra experiencia y desde nuestra literatura. Si me voy del grupo sin nada nuevo y si no ayudé a nadie, algo funciona mal.

ALCO ES SENCILLO: el plan de ALCO es hacer 6 comidas, comer muchas frutas y verduras, comer despacio, bajar grasas y azucares, moverse mas, achicar porciones. Hay que pesarse, hay que medirse, hay que hacer el registro, hay que ir una vez por semana. Este, es el sistema ALCO

En ALCO todos participan, todos son protagonistas y responsables de hacer crecer al grupo, todos pueden dar y todos pueden pedir apoyo
En ALCO no olvidamos el sentido común: cuando diga "engordé comiendo frutas" cierre los ojos, y piense en 10 alimentos que lo hicieron engordar ...abralos.. .estaba entre esos 10 la fruta? Nunca olvidar el sentido comun

lunes, 15 de junio de 2009

Grupos de autoayuda..

Un ratón vagabundo que llegó a una casa y mirando por un agujero de la pared, vio a un hombre entregando un paquete y una mujer abriéndolo.

Pensaba que el paquete envolvía un sabroso queso. Se le hacía agua la boca de pensar que era uno de sus preferidos.

Para su sorpresa quedó aterrorizado, cuando descubrió que era una ratonera!

Como ratón solidario fue al patio de la casa a advertir a todos:

"¡Hay una ratonera en la casa, una ratonera!".

Pero la gallina que estaba buscando sus lombrices en la tierra, cacareó y le dijo:

"¡Discúlpeme Sr. ratón; entiendo que sea un gran problema para usted, pero a mi no me perjudica en nada, ni me molesta!”

Y el ratón se entristeció, de igual forma siguió buscando ayuda.

Llegó hasta el cordero y le dijo:

"¡Hay una ratonera en la casa!".

"¡Discúlpeme, Sr. ratón, pero no veo nada que pueda hacer, yo como pasto! ¡Quédese tranquilo, usted está en mis oraciones!".

Entonces el ratón se fue hasta donde estaban las vacas, y le dijeron:

"¿Que nos dice Sr. ratón, una ratonera? ¿Estamos en peligro por casualidad nosotras? ¡Creo que no!"

El ratón se volvió a la casa, cabizbajo y abatido, para encarar solo la ratonera...

Aquella misma noche se escuchó un ruido.

Como el de una ratonera agarrando a su víctima.

La mujer del estanciero corrió a ver que había en la ratonera.

Pero, en la oscuridad, no vio que la trampa tenía atrapada la cola de una víbora venenosa.

La víbora la mordió.

El paje la llevo corriendo al hospital.

La mujer volvió con fiebre, por tanto nada mejor que un buen caldo de gallina.

El hombre entonces tomó el cuchillo y fue a buscar al principal ingrediente: la gallina.

Como la enfermedad de la mujer continuaba, amigos y vecinos vinieron a verla. Para alimentarlos, hubo que matar al cordero.

Pero la mujer no resistió, y acabó falleciendo.

Muchas personas vinieron al funeral. El pobre hombre, muy triste y agradecido por la solidaridad, resolvió matar a las vacas para darle de comer a todos.

Moraleja:

La próxima vez que oigas decir que alguien está enfrentando un problema, y creas que a ti no te afecta, piénsalo dos veces. En todas las casas pueden necesitar una ratonera ¡y todos los integrantes corren peligro!

Nota: ¿se dieron cuenta quien se salvó?

Así estamos cuando dejamos de tomar en cuenta las situaciones de quienes tenemos a nuestro alrededor, la indiferencia siempre volverá en nuestra propia contra. Nada mejor que ayudar y solidarizarse con quien más te necesita. Te sentirás muy bien.

De la web...

jueves, 11 de junio de 2009

APRENDER A VIVIR MEJOR

Enfrentar el desafío de nuestro día a día se vuelve cada vez más difícil. Es así para nosotros, para nuestras parejas y para nuestra familia. Es así en nuestra ciudad, en nuestra provincia y sobre todo en nuestro herido país. El mundo es un espacio complicado, cuanto más para nosotros los argentinos, después de tan difíciles años.

Me anima la idea de reaprender a disfrutar de nuestras vidas. Disfrutar quiere decir tomar un fruto, paladearlo, saborearlo, conocerlo. El fruto es cada cosa y cada momento, alegre o triste, extraordinario o cotidiano, placentero o doloroso. Degustar es vivirlo comprometidamente. Qué estúpido sería el trabajo de hacer crecer un árbol, plantarlo, sostenerlo, regarlo y protegerlo, para después, por apuro, por distracción, por miedo o por culpa, no tomar de sus frutos. Qué tonto trabajo el de hacer crecer los frutos que uno nunca comerá, ni dejará para que otros coman, ni regalará a nadie ni se ocupará de que estén a disposición de quienes los necesiten.

¿Qué hace falta, qué es necesario, cuál es el camino para aprender a vivir mejor?

La primera condición es darse cuenta de que la vida, tal cual es, con todas sus dificultades, vale la pena. Quiero decir que vale la pena. Es decir, que vale penar por ella, padecer por ella, entristecer y dolerse por ella. Tanto más si estamos dispuestos a apostar, casi a ciegas, por lo que sigue, por el resto de nuestra vida, que como dice la canción, empieza hoy.

Me contaron un cuento...

El enorme y lujuso auto estacionó frente a la parroquia. De él bajó un hombre de mediana edad, muy bien vestido y con signos de indudable prosperidad. Se dirigió al cura párroco y le dijo:

- ¿Se acuerda de mí, padre?

El cura lo miró por encima de las gafas, jamás olvidaba una cara.

- Claro, estuviste aquí hace casi un año, vestías en harapos y tenías hambre. Decías que habías perdido todo, que te descuidaste y que tu propia gente te había robado, estafado y humillado. Pero si mal no recuerdo, también sostenías que ya no había posibilidades para tí... y por lo que se ve, estabas equivocado.

- Estaba muy equivocado, padrecito, porque ese día usted me dio un consejo, ¿lo recuerda?

- Sí. Creo que te conté que mis ancestros en España cuando tenían un problema y no encontraban solución, tomaban los Santos Evangelios y los dejaban caer sobre la mesa para que se abriera al azar y ponían luego un dedo en el texto sin mirar dónde, porque confíaban en que Dios los guiará a la respuesta precisa...

- Exacto. Le confieso, padre, que me fui a casa riéndome de su ingenuidad. Mi problema es concreto pensé, qué tendría que ver Dios con todo eso. Pero esa noche me encontré tan desesperado que tomé el libro de los Evangelios del cuarto de mi madre y me animé a seguir su consejo... Al leer lo que señalaba, entendí todos mis errores y pude salir del horrible lugar en el que estaba... en señal de gratitud, he traído una donación para la parroquia, espero no ofenderlo. Volveré el año próximo. Una vez más, gracias padre, ha sido un placer conocerlo.

Y dicho esto empezó a marcharse...

- Un momento, hijo mío -lo detuvo el cura-, me gustaría saber, antes de que te vayas, qué decía la frase que tu dedo señaló en el Evangelio.

- Ah, sí, claro padre, decía "Capítulo 18".

- Perdona mi mala memoria -respondió el cura- pero, ¿qué dice el capítulo 18?

- No lo sé padre, nunca lo leí -dijo el hombre-. Lo que pasó fue que al ver la frese, me di cuenta de que más allá de lo que dijera el capítulo 18... el capítulo 17 había terminado.
Vale la pena insistir, crear, reintentar, reempezar, construir y compartir

Vale la pena

de Jorge Bucay

jueves, 4 de junio de 2009

ACEPTAR LOS ERRORES

           
 
¡Qué distinto sería si pudiéramos superar el mal momento y enseguida continuar la lucha!La propuesta es tomar las equivoca
ciones o fallas como parte del juego,que hay que afrontar y supe
rar.¿Es difícil sobrellevar los bajones?Bueno, hagamos ejercicio de pensar que vienen a reafirmar el compromiso con el proceso de cambio.
Salir de la culpa y entrar en el terreno de la responsabilidad es una forma de crecer.
La clave es aceptar la realidad y comprometerse con la transformació n.
Para salir del círculo vicioso de la culpa,hay que tomar las riendas.Dejar de sentirse un niño temeroso ante un padre castigador y autoritario, y empezar a verse como una persona libre,responsable, respetable, con posibilidad de levantarse luego de un traspié,que siente alegría por estar vivo.